La implementación de protocolos de respuesta rápida ante emergencias es un componente crítico en cualquier organización, institución, empresa o comunidad...

especialmente en aquellas situadas en regiones propensas a desastres naturales o sujetas a riesgos industriales significativos. Estos protocolos garantizan no solo la seguridad de los empleados y la minimización del daño material, sino también la capacidad operativa y la continuidad de la actividad tras atravesar las situaciones adversas.

Cada institución, organización o empresa, independientemente del sector en el que se encuentre, está expuesta a diferentes escenarios de riesgo que pueden variar en naturaleza y magnitud y pueden llegar a causar grandes daños materiales y humanos. La preparación mediante protocolos de respuesta rápida se convierte en una necesidad que permitirá manejar estas situaciones de manera efectiva, reduciendo los posibles peligros que se puedan ocasionar sobre las personas y bienes.

Así, elaborar y disponer de estos planes no es solo una cuestión obligada por ley, es también una cuestión ética..